Como muchos otros discos que llegaron a mí en los ’80, a Sandinista! lo recuerdo como una de esas experiencias más “completas” que significaba escucar un disco: el arte de la tapa y una especie de poster con dibujos, letras de las canciones, credits, fotos... me aportaban imágenes que completaban los sonidos y los climas musicales que escuchaba. Escuchar este disco triple era pasear por un mundo sonoro de rock, dub, caribe, punk, disco, política, jazz, canciones increibles, tiras de comics, experimentos, alegrías, furias y una infinidad de climas inolvidables. La coexistencia armoniosa de tantos colores y estilos musicales me llamó especialmente la atención y me dio en su momento un excelente ejemplo, hecho disco, de una feliz posibilidad: la convivencia coherente de diferentes géneros, con un sonido brillante, ejecutados todos con una onda superlativa. Todo gracias a la calidad y a la altura (lo que algunos llaman vuelo). Un disco ejemplar.
(Fernando Kabusacki, diario Tiempo Argentino, 9/10/11)
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